Quien no vió Sevilla, no vió maravilla.

Nacido en el macareno Hospital de las Cinco Llagas, criado en el Barrio del Tiro de Línea y vecino del Cerro del Águila; fiel amante de Sevilla y sus tradiciones. "Cofrade" por vocación, "Feriante" por adicción, "Rociero" por devoción y "Bético" por convicción.

lunes, 19 de junio de 2017

III RUTA PALISTA.

“A 17 días del mes de Junio del año de 2017 y tras infructuosos días de tensa espera, las inmortales legiones palistas volvieron a tomar la ciudad, en lo que se denominó la III Ruta Palista: Meridiano geográfico: Puerta Jerez – Macarena… las distancias se acortan en su tercer año triunfal…”
Así podríamos comenzar, como el pasado año, la crónica marcial de la toma de las llaves de una ciudad por un ejército de casacas blancas, de lo que se denominó “III Ruta Palista” o lo que es lo mismo, la que el pásado sábado daba comienzo junto a la fuente de la Puerta Jerez, frente a la mismísima Casa de los Guardiola, pasando por la remozada Casa de la Moneda, visitando el “sagrario” de Tomás de Ibarra y el Arco del Postigo, postrándonos ante la Torre más flamenca de España, recorriendo Mateos Gago hasta la sevillana Plaza de Santa Cruz y Puerta de la Carne, subiendo por el muro los Navarros hasta el Corral del Conde, avituallarnos en Quitapesares tras honrar la memoria de otro Palista como fue Pepe Peregil, para adentrarnos por la Encarnación y Regina hasta San Juan de La Palma, refrescarnos en el oasis rancio del Vizcaíno y continuar por calle ancha de la Feria, Relator y Parras, hasta pasearse ante las rancias ruínas de Casa Cornelio, aquella mítica taberna de la Sevilla Roja, frente al arco macareno, destruida a cañonazos en el 31, lugar donde hoy, paradojas de la vida, habita la que con su entrecejo hace hablar hasta las piedras, como diría Rafael de Gabriel y terminando ésta bendita locura, junto a la ojiva desgastada de San Julián.

Muchos fueron los compañeros que, a pesar de los 40 grados a la sombra que caían a la 1 de la tarde en la ciudad, no dudaron en homenajear al más grande trovador que ha tenido Sevilla en su historia, con alegría en el semblante, compás en las gargantas y presumiendo siempre de sentirse palista. Pocos cronistas de la ciudad hispalense, por no decir ninguno, han sabido retratar el alma de ésta tierra como lo hizo nuestro querido Pali en las letras de sus sevillanas. Poco a poco los políticos de ésta mariana ciudad, aunque sea desde la nostalgia y tras muchos años de espera, va devolviendo al Pali, su hijo predilecto, todo el amor y cariño que éste le profesó a lo largo de su vida.
Cada día estoy más convencido que ser “Palista” es caminar por la vida derrochando el arte y la gracia fresca e insolente de la que siempre hizo gala D. Francisco de Asís Palacios Ortega. El Pali siempre dijo las cosas por su nombre, aun corriendo el riesgo de sentirse a veces, un incomprendido, justamente todo lo contrario que aquél Sr. barbudo de la calle Santiago, que tenía to la gracia y el chiste de la gente de Palencia, con perdón por los amigos palentinos y “señor”, por decir algo y es que “vivíendo” éste personaje, en un lugar tan emblemático como el famoso “Corral del Conde”, de sevillano de arte a carta cabal, tenía lo mismo que yo de kurdo o de masai, o sea nada. Qué manera de ensuciar la memoria histórica del alma de Sevilla y que forma de señalarse ante los palistas, fieles testigos de las páginas más gloriosas del costumbrismo sevillano, una ciudad que como bien recalcó Romero Murube, se vive hacia dentro y no hacia fuera. 
-“Paco, te juro que en ese preciso instante, mire a los cielos en aquél maravilloso corralón florido y recordé esa gran sevillana tuya que decía…  -Sevilla tuvo hace años esa gracia sin fronteras, que hasta se morían de risa los Hércules en la Alameda”… y pensé que llevabas razón, que esto se nos escapaba de las manos… que mi Sevilla del garbo y el ingenio estaba muerta y que ya no se estában riendo los Hércules en la Alameda”, pero mira por donde, recordé la gracia, sin par, de aquella buena señora ataviada de arte en la Freiduría Puerta la Carne, que al son de “Malena mía”, se daba una vueltecita bailando por bulerías. Ole usted, Señora y recordé con cariño también a aquellas tiendas en el Barrio de Santa Cruz que nos recibían, en la puerta de sus negocios con una sonrisa en los labios y aquellas vecinas de la calle Castilla, el pasado año, bailando y jaleando a la comitiva desde sus balcones… que arte más grande, esa es la pura sevillanía y la gracia pajolera de esos personajes a los que El Pali, siempre les cantó. Como Mari Pepa, Sebastiana, Baldomero y Rosalía, los que quitándose el hambre a pellizcos, se iban al Rocío poco menos que con lo puesto. Ese es el espíritu al que tenemos que aferrarnos los palista, el de aquellas cruces de Mayo y aquellos corrales en nochebuena, llenos de buenas personas, mucho más humanizadas que hoy, que pasando muchas fatigas, eran felices reuniéndose y cantando un villancico junto a un plato de pestiños y una copa de aguardiente. A aquella gente le cantó El Pali, a los donantes de flores y a sus cigarreras, a los que bebían una copa de Rute con su pasita en el puesto de Vigil, a aquellos que jugaban al rentoy en veladores de mármol y celebraban las bautizos con barbos en adobo escuchando un pianillo o se quitaban las penas con vino peleón.

Nosotros somos los herederos de ese legado que no tiene fronteras, somos herederos de esas tradiciones transmitidas de padres a hijos, que nos hacen a todos los palistas, auténticos protagonistas de nuestra historia.

Viva el Pali!!! y Vivan sus Palistas!!!, 
fieles escuderos de una tan noble causa.

1 comentario:

  1. Enorme articulo lleno de amor y cariño a nuestro querido y añorado Pali. Como familia directa y componente de esas rutas palistas. Mil gracias. Un fuerte abrazo.
    ¡¡ Viva Sevilla !!

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