Ayer fue un día grande… el alma
de nuestro Pali, revoloteaba de nuevo por las calles de su Sevilla, posaba su mágico
vuelo en legendarios rincones sevillanos, que un buen día dejara plasmados en sus
versos.
Ayer un buen puñado de frenéticos
soñadores, ataviados con camisas blancas, a modo de ejército y tropa “palista”
tomaba las calles de Sevilla y la ciudad, rendía la plaza a su paso, dando fiel
testimonio de una desesperada historia de amor. La casa de la Moneda, la Torre
de la Plata, la calle Tomás de Ibarra, el Arco del Postigo, el Baratillo, la
Maestranza y su Triana… fueron mudos testigos de su presencia, la cálida atmósfera
que impregnaba estos lugares, recordaba a esas hermosas “mañanas de Sevilla” tantas
veces vividas.
Ayer pudimos ver, como asomaban desde
el balcón de los cielos, el Bizco Amate, Juana la Macarrona, el pobre Vicente
con su canasto, Saturnino, Pepe Luís y el Viejo de los Ariza junto a Pepito Rechi con sus rancios ternos negros, todos quedaban boquiabiertos, al paso de tan heroica milicia.
Ayer volvió de nuevo su vieja
silla a la acera de la calle aduana, como cuando esperaba cada Martes Santo al Dios universitario de la Buena
Muerte, pero en esta ocasión fue para rendirle honores a D. Federico Alonso
Pernía, lugarteniente con mando en plaza que, junto a su familia, capitaneaban
el séquito palista.
Ayer, de alguna forma, El Pali estuvo
presente, estuvo entre nosotros y con nosotros, apretó en los estribillos que
se iban altos, paseó por la ciudad, cruzó el puente de Triana, miro a su
Giralda desde el puerto camaronero, dio buena cuenta, de una cerveza bien fría junto
a su tropa en pleno corazón del barrio de Triana, observó a muchas vecinas jaleando
desde sus balcones, buena prueba, que parte de aquella vieja Sevilla de los
corrales, que él tan bien nos ilustró en sus sevillanas, todavía están muy
presente y esa gracia y ese "ange", siguen en el alma de su gente.
Ayer a través de él, tocamos la
gloria más sevillana, la esencia de sentirse heredero de un legado intangible,
pero a la vez eterno. La vida no es la vida que vivímos, la vida es el honor y el recuerdo, por eso hay muertos que en el mundo viven y hombres que viven en el mundo, muertos.
Gloria perpetua para D. Francisco de Asís
Palacios Ortega !!!!!
Trovador de Sevilla por la gracia
de Dios.
te felicito por tan precioso y preciso artículo!
ResponderEliminarMuchas gracias Javier por tus palabras y también por haber sido uno de los precursores de que ésta verdadera "locura", haya tomado cuerpo por segunda vez..
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