Quien no vió Sevilla, no vió maravilla.

Nacido en el macareno Hospital de las Cinco Llagas, criado en el Barrio del Tiro de Línea y vecino del Cerro del Águila; fiel amante de Sevilla y sus tradiciones. "Cofrade" por vocación, "Feriante" por adicción, "Rociero" por devoción y "Bético" por convicción.

miércoles, 3 de marzo de 2010

La liturgia de la tapa.

CASA RICARDO,
ANTIGUA CASA OVIDIO
C/ Hernán Cortés, 2
Sevilla.
En Casa Ricardo, antigua Casa Ovidio, situado en la calle Hernán Cortés, justo a la espalda de La Soledad de San Lorenzo y del Señor del Gran Poder, se encuentra uno de los bares cofrades con más solera de Sevilla, “santuario” reconfortante de cuerpo y espíritu, del paladar y el aroma avainillado a incienso.

Este establecimiento abrió sus puertas en 1898 como abacería (tienda donde se vendían productos traídos de las colonias, vinos y licores), ha pasado por diferentes manos y nombres, como Casa Antiane, La Covadonga y Casa Ovidio, hasta llegar a 1985 en que cae en manos de Ricardo, su actual dueño; guarda las esencias añejas de la ciudad y todavía se puede escuchar en él la sonora cantinela del pregonar de sus magníficas tapas, con el fondo acompasado de una marcha cofradiera, al par de disfrutar del buen trato de sus camareros.
En su televisión, lo normal es encontrar durante todo el año, las retransmisiones, de alguna que otra, hermandad de Semana Santa.
Sus famosas croquetas caseras están consideradas como las mejores de Sevilla, Meli, mujer de Ricardo y autora de la receta, mantiene que el secreto está en tener «paciencia y mover bien la masa». La bechamel que consigue se derrite en la boca, «una crema que sabe a gloria», afirman los clientes.

También se pueden degustar otras exquisiteces como el flamenquín, el queso frito con salsa de frambuesas, el solomillo al whisky, los boquerones rellenos, el pan de la casa con tomate y jamón y por supuesto sus chacinas.
Queda 25 días para que la primera cofradía esté en Campana y aquí, en la antigua Casa Antiane, La Covadonga y Casa Ovidio, más que nunca, ya huele a Semana Santa.

¡Todo un lujo de sevillanía, en uno de los barrios de más rancio abolengo de la Sevilla intemporal!

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