Quien no vió Sevilla, no vió maravilla.

Nacido en el macareno Hospital de las Cinco Llagas, criado en el Barrio del Tiro de Línea y vecino del Cerro del Águila; fiel amante de Sevilla y sus tradiciones. "Cofrade" por vocación, "Feriante" por adicción, "Rociero" por devoción y "Bético" por convicción.

sábado, 9 de enero de 2010

Nieve en Sevilla.

Para que se produzca una nevada en Sevilla, similar a la del 2 de febrero de 1954, será necesaria la ocurrencia simultánea de cuatro factores meteorológicos:
Primero, será imprescindible que haya precipitación.
Segundo, será necesario que la precipitación del vapor de agua dentro de la nube, lo sea en forma de cristales de nieve.
Tercero, Dichos cristales de nieve, en su caída, desde la nube hasta la superficie terrestre, no deberían fundirse, pues en este proceso de caída el agua se calienta al expandirse.
Y cuarto, será necesario que en la superficie terrestre, la temperatura sea o esté por debajo de los 0ºC para que tampoco aquí se fundan los cristales de nieve, y así, como suele decirse, «cuaje» la nevada. Es decir, desde el proceso de formación en la nube hasta su deposición en las calles sevillanas la temperatura debe ser baja, no siempre necesariamente 0ºC.

La famosa nevada del 2 de febrero de 1954, comenzó a las 8 de la tarde y una hora más tarde, estaba la nieve cuajada en las calles del centro, se produjo con una temperatura mínima de -4’4ºC, siendo -1’6ºC en el día anterior y manteniéndose las mínimas bajo cero durante siete días consecutivos. Se recogieron 15 litros / m2 de agua, que equivale a unos 15 centímetros de espesor de nieve en polvo.

La primera nevada de la que se tiene constancia en la ciudad de Sevilla data del 6 de enero de 1505, con acumulaciones de hasta 20 centímetros de espesor.

El 3 de enero de 1622 a las 3 de la tarde, cuentan que se recogieron hasta 112 centímetros de nieve. También nevó el 1 de enero de 1694.
Tuvieron que pasar 211 años para que volviera a nevar y esta vez por dos veces, fue en 1905, el 22 de febrero y el 24 de marzo. Después de la famosa y fotogénica nevada de 1954, volvió a nevar en 1956, aunque esta vez la nieve no llegó a cuajar.

Recientemente se han dado circunstancias próximas para que pueda producirse una nevada, aunque sin materializarse. El 22 de febrero de 2005 faltó la lluvia, es decir, faltaron los dos primeros factores de los mencionados anteriormente; sin embargo, en superficie, la temperatura mínima fue de -0’9ºC, adecuada para que hubiera «cuajado», y probablemente también se hubiera cumplido el tercer factor, ese mismo día nevó en Bormujos, aunque no cuajo la nieve.

El 29 de enero de 2006 se recogió en Sevilla una precipitación en forma de lluvia de 8’8 litros/m2. Ese mismo día nevó muy cerca de Sevilla, la distancia desde la formación de la nieve en la nube, hasta las calles de la capital fue suficiente para fundir la nieve antes de que la apreciaran los sevillanos, y se presentó en forma de lluvia helada.

Esperemos que antes de irnos “pal jardín”, estas generaciones que nacimos después del 54, veamos de una vez por todas nevar en Sevilla, y deleitarnos viendo esa peazo calle Francos abarrotá de muñecos de nieve, esa calle ancha de la Feria llena chiquillos lanzándose  bolas de nieve, tres kilómetros y medio de pista esquiable de nieve polvo, desde el Arco del Postigo hasta El Cerro, irte a Casa Trifón por la tarde y que la Guardia Civil corte la calle Jimíos y te tengas que quedar allí to la noche, o ese Altozano trianero con un Iglú en la esquina de la calle Betis, vendiendo avellanas verdes, justo, justito al laito de la Albariza, que gozada....

Quizás el próximo Domingo 10 de enero, según las previsiones climatológicas y siempre que el tiempo lo permita, nunca mejor dicho, podamos alcanzar estos sueños blancos en nuestra Sevilla eterna, y podamos ver algún que otro copito de nieve por estos lares.
Que así sea.

P.D. Ve preparando los esquis, canijo....

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