Quien no vió Sevilla, no vió maravilla.

Nacido en el macareno Hospital de las Cinco Llagas, criado en el Barrio del Tiro de Línea y vecino del Cerro del Águila; fiel amante de Sevilla y sus tradiciones. "Cofrade" por vocación, "Feriante" por adicción, "Rociero" por devoción y "Bético" por convicción.

miércoles, 17 de febrero de 2010

Miércoles de Ceniza.

Llegó como llega siempre y Sevilla la esperaba..., si Señores, El Señor Carnestolendas ha pasado de puntillas por esta ciudad, tan reaccionaria al Carnaval y la Señora Cuaresma, como quien no quiere la cosa,  ha llegado de nuevo, de una manera un poco inusual, dada la manta de agua, que cae en estos días en la Capital. - ¡¡Dios!!, -El Cerro parece las "Rias Baixas"-, espero que las borrascas vayan saliendo de la Betica  y nos dejen poco a poco, una climatología más propias de nuestras costumbres.
Los sevillanos estamos ansiosos, con percibir un año más, esas típicas tardes del preludio primaveral, que se alargan más de lo debido y que tienen un color especial,  jazmín, azucena y dama de noche, el anuncio de "capirotes" en la Puerta Carmona, el sinuoso vuelo de los vencejos en la Catedral, niños corriendo por las calles (bueno, esto era hace años, ahora yá, no juegan) y sin darte cuenta, el día menos pensado, al volver una esquina de cualquier barrio, de repente, te encuentras con que la bendita flor de azahar, con la que se pasea, sobre alpargatas costaleras, María Santísima de la Concepción, la Madrugada del Viernes Santo, sí, esa flor de color blanco roto, que ahora está tan de moda, ha reventado delante de tus narices y perfuma a Sevilla, de señorio, para el regocijo de los sevillanos, y entonces, en ese preciso momento, en ese mismo instante, esto, no tendrá vuelta atrás; los sentimientos de los cofrades se desbordarán, viacrucis de las Hermandades y la maquinaria  Semanasantera estará engrasada, para que el Domingo de Pasión a las 12 de la mañana, el Sr. Barbeíto, desde el atril del Maestranza, nos anuncie que queda sólo siete días, para que a lomos de un Borriquillo, cruce la Campana, sobre los pies,  el "Dios niño" de los sevillanos y que para los cofrades correcaminos añejos, de nuevo, aparezca esa sensación agridulce de saber que el principio del fin, ha llegado.

Así es y así tendrá que ser, por los siglos de los siglos, para que Sevilla y sus barrios, vuelvan a revivir su "Fiesta" por autonomasia, su bendita Semana Santa.

He dicho.

“Es tan dulce esperarte y soñar tu llegada, que no quiero que llegues, quiero oírte llegar”
– Francisco Morales Padrón